Desde hace un siglo está prohibido bañarse en el Sena. Sin embargo, desde la selección de París como la sede los Juegos Olímpicos del 2024, los franceses se dieron a la tarea de limpiar de contaminantes al emblemático río para poder realizar la inauguración y algunas competencias de la justa deportiva.

Tras las dudas de su descontaminación y a nueve días del inicio de las olimpiadas, este miércoles la alcaldesa de la ciudad Anne Hidalgo, enfundada en un traje de neopreno, se metió a nadar en las aguas azul-café del Sena. La alcaldesa de París se puso unos pequeñas anteojos oscuros y sumergió la cara bajo el agua, demostrando a los fotógrafos y a las cámaras de televisión que la siguen en barco, que el agua está limpia. Estuvo acompañada por el presidente del Comité Organizador de París 2024, Tony Estanguet, y por el máximo responsable de la región de París, Marc Guillaume.

Sin embargo, la gran prueba será cuando los análisis arrojen como resultado que las aguas del Sena son seguras para que los atletas olímpicos participen en las pruebas de aguas abiertas y triatlón programadas en el río. 

La operación de limpieza costó a Francia 1,400 millones de euros (unos 1,500 millones de dólares). El Sena acogerá varias pruebas olímpicas de natación y tras los Juegos se abrirán tres zonas públicas de baño, además de ayudar a que la vida vuelva al río, para que los peces, como el famoso siluro parisino, puedan seguir prosperando.