MALMÖ
Hay varias maneras de llegar a Malmö, pero hay una sola que podría servirnos para utilizar el adjetivo rioplatense, y esa es cruzando en tren el puente Øresund, puente que comunica a Copenhague y a la ciudad que lleva el mismo nombre del club más grande de Suecia, como emulando el puente que se dibuja cada que cruza un Buquebus desde Montevideo hacia Buenos Aires.
Una vez que uno sale de la estación central, una ráfaga de viento le da al visitante la bienvenida; los coloridos edificios, los autobuses largos y verdes, les transeúntes y las bicicletas terminan por decorar lo que es una mínima, atractiva, silenciosa y cómoda ciudad. Las calles y avenidas están diseñadas para que la gente la pueda transitar en bicicleta, por eso hay personas que se animan a declarar sarcásticamente que no saben lo que es un autobús, que toda la vida se movieron caminando o en 2 ruedas. Los parques de Malmö son sin duda una de sus mayores atracciones para el turista y lujos para sus habitantes; con árboles largos y majestuosos y lagos que se forman por las desembocaduras de los canales que vienen de la costa, tal es el caso del Kungsparken, aunque también existen otros sin agua, pero no por eso menos sorprendentes como el Folkets Park. El parque favorito de muchos es el Pildammsparken, el cual, además de tener un lago, tiene la cualidad de tener un gimnasio al aire libre con barras y pesas para poder entrenar el cuerpo y hacer ejercicios como sentadillas con peso, barras supinas y pronas, abdominales, ejercicios de hombro, pecho y espalda, sin tener que pagar una membresía de club o gimnasio, siempre y cuando el invierno lo permita, claro está.
Si uno rodea el Pildammsparken por la John Ericsson vag, será inevitable ser atraído por la imponente arquitectura del antiguo estadio del Malmö, estadio mundialista en 1958 que sigue en perfecto estado y que ahora comparte el primer equipo femenino de Malmö con el Ariana FC, club de la tercera división sueca, para hacer de locales.
Conforme uno camina ahora rodeando el antiguo estadio por los bancos celestes que lo delimitan, en esta época del año se va encontrando poco a poco con preciosas estampas de árboles otoñales, gente andando en monopatín o caminando y pegatinas promocionando eventos, marcas e ideales que transitan la mente de los locales y también calcomanías del equipo de la ciudad, que es la razón por la cual Malmö se transforma en una marea celeste que no solo cada 15 días agota las entradas, sino que se reúne en plazas públicas y bares con la ilusión de ver a su equipo saltar a la cancha.
El Malmö FF hace de local en el Eleda Stadion, que se encuentra justo detrás del antiguo estadio. El moderno recinto cuenta con una capacidad para albergar 22,500 espectadores durante los 90 minutos. En el predio, además, están las oficinas del club en donde trabajan argentinos, españoles, ingleses, canadienses, noruegos, chilenos, alemanes y suecos, por su puesto. Está también el restaurante ERICS, abierto al público de lunes a domingo y en el que almuerzan la mayoría de los trabajadores del club incluyendo jugadores y cuerpo técnico. Detrás del estadio se encuentran 3 canchas de entrenamiento, 2 de césped natural y una de césped híbrido, en donde habitualmente practica el primer equipo. Cruzando la avenida Stadiongatan, se encuentran otras 2 canchas en donde entrenan las juveniles y los equipos femeninos.
El cuerpo técnico del equipo varonil está liderado por Henrik Rydström, un ex jugador sueco que jugó en el Kalmar FF y que dirigió también al Kalmar hasta 2022, año en el que llega al Malmö. Tanto él como su cuerpo técnico son grandes admiradores del trabajo de Fernando Diniz, técnico del Fluminense y del scratch, por eso planifican entrenamientos dinámicos que implican para los jugadores tener que resolver en espacios cortos de la cancha con paredes y pases inteligentes acompañados de desmarques rápidos. Henrik cree más en la pared que en la amplitud. Un pequeño grupo de veteranos se asoman a través de la reja de la cancha donde practica el primer equipo para mirar el entrenamiento, incluído uno muy emblemático que lo mira con su bicicleta estacionada a un costado con una estampa con el escudo del Malmo, y un casco con el mismo escudo tatuado en toda la parte posterior del mismo.
La gente de esta ciudad parece ser muy amable, veremos si el domingo sale a florecer un poco la rebeldía en la tribuna cuando se jueguen la chance de volver a estar primeros en la tabla de la Allsvenskan, la primera división sueca.